Siempre que alguien llama a nuestra puerta, nos invade una sensación de curiosidad, tal vez un poco de expectativa e incluso ansiedad por saber quién se encuentra en nuestra entrada bajo el dintel. ¿Quién será el interesado en entrar a mi casa, a mi espacio, a mi vida? El sentimiento que llega a nosotros al escuchar el golpeteo de algunos nudillos viajeros contra la madera, cambia súbitamente al descubrir la identidad de quién pide atendamos la puerta. Al ver una cara conocida, probablemente soltemos alguna sonrisa, saludo o abrazo para recibir a aquella persona que ha demostrado en el pasado que es de fiar, abriéndole las puertas de par en par. El asunto cambia cuando vislumbramos un rostro que no reconocemos, esa cara nueva puede tener varios semblantes, pero la desconfianza (en distintos niveles, dependiendo de nuestro grado de paranoia) y la duda son quienes imperan en esos momentos, haciéndonos solo entreabrir la puerta y cuestionar al extraño a través de una ranura. Es en esta parte de la dinámica doméstica (que sucede casi a diario) en donde las cosas se aclaran y los misterios dejan de serlo, el desconocido se identifica y lo más importante: establece sus intenciones para con nosotros. Esas intenciones rara vez son misteriosas y oscuras muy al estilo de “The Unexpected Guest” (Un visitante inesperado) de Agatha Christie, y no pasan de intentar vendernos la planilla de cupones más reciente (que en mi caso es una venta segura... chingado simplemente no me puedo resistir a las cuponeras por mas inútiles que haya resultado la pasada compra), entregarnos el recibo del gas (que ahí si hay algo de misterio, en esos cobros fantasmas de los cabrones ratas de Gas Natural) o simplemente compartirnos acerca del cielo, el infierno y el perdón de pecados. Cualquiera que hayan sido su identidad e intenciones, para cuando cerramos la puerta y el marchante sigue su camino, hemos pasado por todo un bombardeo de sentimientos y emociones desde que escuchamos ese toc toc…
Cambios significativos vienen a nuestras vidas de vez en cuando, algunas veces sin siquiera llamar a la puerta y nos toman por sorpresa, pero la mayoría de las ocasiones avisan para entrar como cualquier otro hijo de vecino. Cuando sabemos que algún cambio en nuestras vidas se encuentra cerca, nuestro sube y baja de sensaciones es el mismo de cuando tocan a la puerta y resulta ser un extraño el que llama. La problemática viene cuando esa duda y desconfianza nos poseen, evitando abrir la puerta completamente y recibimos ese cambio a través de una ranurita. Ese cambio probablemente hará que añores lo que tenías, extrañes a la gente que formaba parte de tu situación anterior y hasta desees volver, pero si la puerta sigue sólo entreabierta tú no podrás salir y el cambio no podrá entrar. Si bien, es incierto lo que viene, desconocido el ambiente, nueva la gente, muchas las responsabilidades y misteriosas las recompensas, abriendo la puerta completamente podremos conocer de pies a cabeza al visitante inesperado...
jajaja me encantó el cambio de tono con lo de las cuponeras.
ResponderEliminarPero así es chavo, las cosas cambian y hay que recibirlas como vienen. Puede que uno no quiera cambiar, pero la vida no pide permiso para entrar.
Embrace it!!!... la resistencia solo genera una fricción que escalda por todos lados. "Ni modo" es bueno pero añorar es solo natural, con que no sea un impedimento todo está bien.
ResponderEliminar("muchas las responsabilidades y misteriosas las recompensas" =) por algo le puse a mi lista de blogs espejos/ventanas =P).
Jaja, conozco ese sentimiento...y creo que, por lo general, abrir la puerta siempre trae cosas positivas...o por lo menos, abrir la ventana, ¿no?
ResponderEliminarGood stuff ;)
muy cierto amigo y tb creo que este año deberiamos de empezarlo sacando todo lo malo y viejo que tenemos ( kilos, sentimientos, pensamientos, ropa vieja,) para que toquen a nuestra puerta nuevas y buenas vibras que hagan del 2010 un año ESPECTACULAR!!!! jajajjaj
ResponderEliminarsomeone's knockin' at the door, somebody's ringing the bell, do me a favour, open the door... let them in ;)
ResponderEliminarel buen paul ya lo dijo todo
"duro con las cuponeras!!!" es lo que quiso decir, seguramente
neta que te pasas de lanza carnavalita, te pasas de lanza jajajaja
ResponderEliminarHe vato, solo quería comentar que me encanta la imagen del header, la neta me siento que estoy en el penthouse del buen Batman cuando entro a tu blog
qué fuerte... tendré que abrir la puerta, o cuando menos, la ventana.
ResponderEliminarSaludos Doc :)
"Late last night and the night before,
ResponderEliminarTommyknockers, Tommyknockers, knocking at the door.
I want to go out, don't know if I can,
'Cause I'm so afraid of the Tommyknocker man."
me gusto tu post..y si...diariamente y no solo estando solillo en tu centro de salud, nos topamos ante situaciones de tener que abrirle la puerta o una ventana y preguntarle a ese desconocido que necesita o aun mas sencillo, un espacio en tu agenda para hacer una tarea con algun nuevo compa;ero desconocido de tu primer clase de aparatos y sistemas y eh aqui la realidad..en ocasiones, resulta ser tu mejor amigo ever.
ResponderEliminarTQ amigo
me encantó!
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