martes, 1 de noviembre de 2011

Calaveras Pediatría 2011

Era un 2 de noviembre,

La muerte se había vestido,

Iba a llevarse a los “R’s” pediatras,

Y uno que otro entrometido.

.

La calaca ya planeaba,

Echárselos al morral,

Comenzaba su desfile,

De hospital en hospital.

.

Empezando por “El Sanjo”,

La parca se quejaba,

A las 6:45,

Ni siquiera ella trabajaba.

.

La muerte apresurada,

Hasta las 7:05 aparecía,

Pero de la entrega de guardia,

El Dr. Vargas la corría.

.

“Aquí llegas temprano,

tarde nadie se mete,

Y si sigues de impuntual,

Agarra tus chivas y vete.”

.

La huesuda avergonzada,

De tal llamada de atención,

Hacia “El Choco” avanzaba,

Para seguir con su misión.

.

Ahí estaba Gaby López,

Sentadita en la ventana,

De la muerte no escapó,

Ni por ser vegetariana.

.

Preparando una sesión,

Murió Carlos Roel,

Y solo en el panteón,

Se volvió a saber de él.

.

En el pase de visita,

Anaí se petateó,

Y con esa sonrisita,

La muerte se la llevó.

.

Era la una de la tarde,

La parca estaba afuera,

Sentadita en la entrega,

Esperando a una güera.

Por fin llegó Aleyda,

a sufrir un gran espanto,

y ahora es la más lista,

de todo el camposanto.

.

De los “R’s” superiores,

Faltaban Karen y Siller,

Y ahora sus esquelas,

En “El Norte” pueden ver.

.

En el Cites ya rondando,

La huesuda sin conciencia,

Al Dr. Cuello se llevaba,

Con todo y la evidencia.

Por tal noticia fúnebre,

Hubo quien se moría,

A un lugar muy lúgubre,

Fue Yetiani María.

.

De una vez visitaría,

La calaca tan sombría,

A quienes encontraría,

En la Junta de Pediatría.

.

Por los kilómetros que llevaba,

Corriendo por ahí,

Colgó los tenis en “Calzada”,

El Dr. Lozano Lee.

.

El Dr. Bronson y Daniel Mendoza,

Sufrieron un desliz,

Y su muerte vergonzosa,

Al tronar funesto “Quiz”.

.

La calaca enrachadita,

Se fue hacía el materno,

Decidida a llenar,

De residentes el averno.

.

La Catrina orgullosa,

En urgencias comenzaría,

Localizó un “pitufo” rosa,

Era Julia quien se moría.

.

La parca encontró a Cota,

Y se lo llevó con prontitud,

Ahora andan batallando,

Pa’ comprar larga ataúd.

.

La muerte iba buscando,

A tan afamado pillo,

Y en cirugía fue encontrando,

Al Dr. Garza Badillo.

Macabro fue el destino,

Y su muerte un misterio,

Ojalá tenga su Xbox,

Pa’ jugar en el cementerio.

.

Majo se topó,

Con la Catrina en bicicleta,

Y a la pobre atropelló,

Muriendo la triatleta.

.

Recién desempacado,

de Dr. Arroyo, Nuevo León,

Kuri fue finado,

Sin obtener explicación.

.

Julieta sorprendida,

A ver tantas defunciones,

A la muerte muy bandida,

Le hizo reclamaciones.

“No tienes derecho,

A llevarte mis residentes,

¿Como quieres que haga el rol,

Con tan poquitas gentes?”

La Catrina quería a Julieta,

y lo demás no le interesa,

y ejerciendo sus funciones,

murió nuestra lideresa.

.

La guardia de Giselle,

Era todo un frenesí,

Pero ahora está enterrada,

En San Luis Potosí.

.

La Calaca tilica y flaca,

Se paseaba por el Materno,

Y se llevó a Leslie Uribe,

A dormir un sueño eterno.

.

Vuelta loca en piso,

Corría Dulce por doquier,

Hasta que la parca dio con ella,

Y le dio algo de comer.

“Yo se que ya te casas”,

Dijo la muerte tan burlona,

“Pero ya no sigas enflacando,

Que me quitas la corona.”

.

La huesuda encaminada,

En el Materno Infantil,

Fue a terapia intensiva,

A hacer algo muy vil.

.

Buscaba a Yolanda,

La calaca siempre lista,

Ni las aminas la salvaron,

A la futura intensivista.

.

Ya pa’ irse la tilica,

Fue a tococirugía,

Montse y Tania se murieron,

Cachando bebés todo el día.

.

La última parada,

un lugar no muy lejano,

La muerte ya rondaba,

El Metropolitano.

.

La Catrina ya buscaba,

Por los cubículos de UCIN,

Al buen José Manuel,

Pa’ llevárselo a su fin.

.

Por ser buena y amable,

La parca se llevó a Normita,

Ahora es la pediatra,

De sus hijas calaquitas.

.

Roberto se encontraba,

En alojamiento conjunto,

Entre puérperas y niños,

Ahora yace difunto.

.

Lucio emocionado,

Por su próximo casorio,

De la muerte no escapó,

Y fue a dar al purgatorio.

.

Erika y Shanty,

Se encontraban en consulta,

Fue la parca a visitarlos,

Y ser quien los sepulta.

.

Muy triunfante la huesuda,

Salió de esta jornada,

Ya que sola y sin ayuda,

No le faltó nada.

.

Si no fueron mencionados,

En estas calaveras,

No se sientan ni preocupen,

Que sólo son las primeras.

.

Ya con esta me despido,

De estos versos tan luctuosos,

Nos veremos en un año,

Aún más ojerosos.

.

César Lucio

miércoles, 12 de octubre de 2011

The Life of a Medical Resident in Mexico

The average week for a medical resident training in Mexico can easily exceed 90 work hours. Mexico is a country that takes pride in offering full health coverage for 100 million citizens. This is a new policy and free public medical care is being pushed to the limit. The situation is simple, the work load in outpatient clinics, operating rooms, the wards and emergency rooms across the country is dramatically increasing as more and more citizens claim their “Popular Insurance” coverage. However, the number of working residents has not increased.

Most Mexican residents are burned out very early during their internship. Nights on call 3 times a week, with full shifts the day after, are translated into 32 hour long workdays. These occur 3 times a week with non on-call days being filled with 8 to 10 hour shifts. We live in a health work culture where the resident has responsibilities that are not exactly of the medical kind. These range from social work tasks to drawing blood samples. In such a scenario a 32 hour shift is often not enough to complete the resident’s never-ending “To-do list.” With so many physical and administrative chores for the medical trainees, there is seldom time for academics. Few programs in the country are concerned about providing real and substantial academic value to their curriculums, and the resident sadly becomes cheap labor in a system doomed to collapse. I have the privilege to work in a program where academics are of great importance. Nevertheless, the gargantuan amount of work blocks most attempts to open a book or article and just read.

Monetary retribution is a whole other topic, equally anguishing for Mexican residents. The average pay is around 11,000 US Dollars a year. With 90 hour weeks, that could be simplified into 2.35 US Dollars per hour. With such a scanty income, most residents are not able to become fully independent and are an unceasing burden on their parents. Payment for residents comes from the Mexican federal budget and it’s considered a scholarship instead of a salary. This emancipates the government from moral or fiscal responsibility over the squalid wage.

Mexican residents demand a change in working conditions, work hours and payment. The main obstacle we face is the close-mindedness of health authorities and bureaucracy. Common answers to legitimate demands are: “When I was a resident, I worked even more hours,” or “How do you want to learn if you don’t practice.” More and more evidence is being published every day regarding the negative effects of long exhausting shifts for patients and residents. However, the decision makers in our country refuse to embrace these ideas tagging them as a “lazy caprice.” Very few programs around the nation have addressed this topic properly. A drastic change in mentality will only come when a new generation of evidence-based and patient committed physicians climb up to health authority positions and look back to their resident days.

Cesar Lucio is a pediatrics resident in Mexico.


Post published on kevinmd.com

http://www.kevinmd.com/blog/2011/10/life-medical-resident-mexico.html